sábado, 9 de mayo de 2009

Tu fuiste mi historia

Quizás no debería escribir nada de esto. Quizás ni tan sólo debería pensarlo. Pero la verdad, es que si lo pienso y lo sufro. Estos días, sin saber porqué, me acordé de ti. No es que ya te haya olvidado, no es que ya lo haya superado. Sin embargo, me creía ya en otra fase, creía que ya había avanzado un paso más. Pensaba que olvidarte era posible, que recordarte no sería doloroso, y que verte con tu novia ya no me irritaría tanto. ¡Que ilusa! Debo olvidarte. Me lo debo. Necesito recuperar a la niña caprichosa que conociste y tanto criticaste. La necesito para creerme que puedo superar todo esto, olvidarme de ti, de tus manías y de tus falsas esperanzas. Y es que, aún sin saber porqué, sigo añorando algo que no tuve, añoro una idea que nunca ocurrió. ¡No nos engañemos! No fue para tanto. Tu no soportas mis manías y mis locuras, y yo no entiendo tus historias y tus chorradas. No fue para tanto. Tu no entiendes mi trabajo, yo no entiendo tus horarios. No fue para tanto. Tu no soportas el teatro y yo no soporto,... no te soporto. No fue para tanto. No fue para tanto. ¡No fue para tanto! Quizás si lo repito hasta la saciedad, me lo crea de verdad. NO fue para tanto. El problema de esta historia no fue lo que esperábamos, no fue lo que queríamos, no fue lo que sentíamos,... porqué aunque ahora me duela reconocerlo, lo sentíamos, lo queríamos y lo esperábamos. El problema fue que ninguno de los dos fue lo suficientemente valiente para pedirlo o para darlo sin reservas.