martes, 29 de marzo de 2011

Tarde azul y amarilla


De mayor quiero ser enfermera y poner inyecciones de mentira y tiritas de tela. De mayor quiero ser un gran carpintero para hacer con mis herramientas de peluche los muebles de mi casa de cartón. En realidad quiero ser independiente y comprar con mi dinero hortalizas de tela y hamburguesas de fieltro; para alimentar a mis hijos de ojos claros y pelo rubio made in China. Quizás lo único que NO quiero, es ser mayor. ¡Pero vaya! A ver, ¿quién entre tantos relojes se atreve a parar el tiempo? ¿O quién es el valiente que entre tanta oscuridad enciende una lámpara? Roja, verde, o rosa,... aún sin saber si el rosa nos gusta. Quizás no sea valiente, pero si charlatana. Hay quién asegura, que hasta de dormida, no me callan; que cuando voy a nadar trago agua por no callar. Yo no sé de lámparas, ni de oscuridades, ni de problemas, ni de nada. Quizás con la edad des-aprendo en vez de aprender. Yo sólo sé de historias vividas, de vestidos y de colores. ¿Y porqué no? ¿Porque no cambiar un día gris, por una tarde azul o verde,...? Una tarde donde soñar es gratis, donde pensar en casas, cortinas y obras no cuesta dinero. Una tarde en que todo es posible. Un ratito que quizás no soluciona nada, pero anima, alegra (y es divertido). En tus días grises, siempre tendré tiritas de tela para ti, en mi casa de cartón. ¡Eso sí! A cambio te contaré mi vida, una vez más. ¡No por nada, soy así!

lunes, 14 de marzo de 2011

27 de mayo

La primera vez que te moriste, nos contaron que había una pastilla que mitigaba el dolor; que te hacía olvidar el porqué de tu tristeza. El primer día que te moriste intentaban convencernos de que si la tomábamos no sentiríamos nada. Sólo al cabo de unos meses notaríamos tu ausencia, sin saber el porqué. Era una pastilla mágica -decían - que te hacía olvidar, que te hacía olvidar el motivo de tu dolor. Digo, la primera vez que te moriste, porque cada año mueres un poco más. Este año has muerto por décima vez y por décima vez intentamos no olvidar... Digo, intentamos,... porque aunque no queramos con los años vamos cambiando y con nosotros cambian nuestros recuerdos: ya no eres tan cabrón como antes, suavizamos todo, las historias, las anécdotas; lo gracioso nos parece, más gracioso; y lo triste, nos parece mucho más triste,... Muchísimo más triste. No sabes lo triste que nos parece que te fueras, no sabes lo triste que nos sigue pareciendo, ahora, diez años después. ¡No lo sabes! ¡O sí! ¡O quizás sí lo sabes! Quizás sabes lo triste que nos parece y des de arriba te sigues riendo de nuestras gilipolleces, de lo que vamos haciendo o de lo que deshacemos. Quizás has aprendido, quizás eres más responsable y nos miras, y nos controlas,... o quizá no. Quizá,... ¡Maldita palabra! Quizá eso era el destino: joderte, jodernos. .. Quizá lo hiciste aposta -digo tú- maldito Dios. ¡Sí! Quizá lo hiciste para darnos una lección, una lección que a día de hoy no sé si ha servido de algo, o quizá no. Quizá es que era así, era así des de antes de que naciéramos. Quizás todo tiene un porqué. Pero, no sé, no lo entiendo; diez años después sigo sin entender ese maldito porqué. No lo entiendo, no lo comparto,... y no lo apoyo. Las buenas personas no deberían morir. ¡Sí! A los 17 años no se debería morir. .Las buenas personas no deberían morir. A las buenas personas no deberíamos olvidarlas, aunque inevitablemente cada año se olvida un poco más, aunque inevitablemente cada año duele un poco más,...