domingo, 27 de enero de 2008

Tú y mi reflejo


Me miraba fijamente en el espejo, cómo si necesitara reconocerme. Me miraba. En los últimos días sentía que había vivido muchas cosas y necesitaba encontrar en mis ojos algo que me ayudara a seguir.

¡No sé! Quizás un brío de esperanza, un guiño de alegría o una sombra de tristeza. Una tristeza sin duda banal, porque en ese instante mientras me lavaba los dientes frente al espejo, no me sentía triste.

¡Eso lo sabía! No estaba triste, pero me miraba e intentaba describirme. Me miraba y sonreía al ver la pasta de dientes desparramándose por mi cara. Sonreía al ver mis pelos despeinados, la camiseta llena de manchas y mis piernas desnudas. ¡Que imagen! Ahí, observandome, recién levantada. De mi cuerpo, pase a mirar los grifos,... y a pensar... ¿Porque el agua puede limpiar y manchar a la vez? Que es una gota de agua...

Pensaba, mientras me lavaba los dientes, meditaba sin darme cuenta sobre tonterías, pero también sobre mi vida, sobre mis cosas,... Sobre si debería llamar o esperar la llamada, sobre si debía quedarme o irme corriendo. Si era mejor andar con ganas o hacer como que avanzas mientras esperas que alguien te siga.

Era algo extraño, mirarse y reconocerse en el espejo. Mirarse y creer por un instante que podía vivir en ese egocentrismo absoluto.

Sin embargo, en ese instante, mientras mi imaginación ya vuela lejos, alguien entra en el baño. Y esa tensión creada con mi reflejo desaparece. Se lo perdono enseguida, cuando con un beso me da los buenos días. Entonces sonrío de nuevo al descubrir que hoy aprendí a mirarme como solo él lo hace.
Me mire por vez primera desde fuera, desde lejos; intentando descubrir como alguien como él pudo enamorarse de mi.

No hay comentarios: