sábado, 24 de febrero de 2007


Escribo con guantes agujereados, descansando de todo y de nada. Quizás más de nada que de todo. Mis guantes, no son como los de Audrey Hepburn, ¡no!, ... pero entre fogones y estropajos los luzco igual. Así me paso el día. Limpiando con unos guantes llenos de agujeros que me ayudan a ver que debajo hay unas manos, ... estropeadas por el tiempo pero unas manos que dicen más que los guantes que los tapan. Unas manos que después de ocho horas de trabajo viven y suspiran contigo. Recorren cada centímetro de tu piel, descubriendo que hay algo por lo que vivir. Y ese algo eres tú.

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